COLLARADA: 2.886 Mtrs
TIEMPOS Y DESNIVEL: 2 h 35 min el ascenso y 2 h 30 min el descenso, para 1.136 Mtrs. Contando paradas y estancia en Cima hacemos un total de 5 h 35 min.
Esta es una montaña a la que yo personalmente le tenía muchas ganas, y fue la elegida para redondear la cifra de 45 Picos ascendidos en Pirineos. No me defraudó en absoluto, y quizá sea la que me ha dado la panorámica más bonita e impresionante desde su cima de todas cuántas he ascendido. Tan sólo el frío que nos encontramos ya desde 1 hora antes de alcanzarla y recrudecido muy mucho en su cumbre impidió que pudiéramos permanecer más tiempo en ella, lo que seguro hubiéramos deseado todos. La atmósfera tampoco ayudó mucho en cuanto a las vistas, ya que, si bien no impedía ver hasta el lejano macizo de Monte Perdido, o el de Vignemale, no permitía ver con suficiente nitidez, y perjudicó también a la calidad de las fotos.
Lo que sí me sorprendió fue que yo pensaba que habríamos de invertir bastante más tiempo, tal vez un par de horas más en total, pero salir desde La Trapa nos ahorró quizá ese tiempo.
Lo de salir desde La Trapa fue un fallo de cálculo, que al final casi se agradece, ya que buscando La Espata, nos la pasamos y llegamos hasta La Trapa, lo que si bien no resta a penas desnivel, si quita 45 min. al menos de pateo por la pista a la ida y a la vuelta.
La cuestión es que salimos a las 6,40 h rumbo a Villanúa Vicente, Mario, Pol y yo, ilusionados por esta ascensión y estábamos recogiendo el permiso para transitar la pista forestal (turismos abstenerse o casi) en la gasolinera del pueblo sobre las 9,15. Subir en busca de La Trapa, corregir el trayecto erróneo una vez y pertrecharnos nos pone en marcha a las 9,50 h. Buena temperatura para darse la paliza y nada de viento.
A la izquierda del refugio nace una visible senda indicada por un cartel de madera por la que echamos a andar, dirigiéndonos a la visible brecha que permite atravesar el farallón rocoso que tenemos enfrente. Hay que salvar un montículo con bastante vegetación, y ya nos metemos en ella. No tiene dificultad el salvarla y ya su salida nos deposita en el llano desde el que vemos vigilándonos la impresionante mole de Collarada.
Subimos un poquito en diagonal hacia la derecha y vamos hilando hitos que nos llevan sin descanso hacia arriba. La pendiente es moderada y ganamos metros progresivamente.
A la hora y cuarto más o menos, paramos a comer un poco de chocolate, barritas y frutos secos y beber agua, sentados sobre unas rocas. Reanudamos la marcha y seguimos hilando hitos. Algo más arriba salvamos otra barrera rocosa muy fácil y continuamos subiendo. No mucho más tarde empezamos a entrar en la pedrera superior. Este es el tramo más incómodo y duro de la ascensión. Ya sabemos cómo se las gastan las pedreras, pero saliéndose un poco a la derecha de la huella de ascenso se supera más cómodamente. El ritmo que llevamos no es muy rápido pero es bueno y sobre todo sostenido, sin casi pausas, lo que nos hace llegar a la embocadura de la canal de acceso a cima en unas 2 hrs.
Aquí la temperatura, ya fresca desde hace rato, se torna en fría, bastante fría; así que antes de acometerla nos ponemos guantes y algunos el polar y hasta la braga. Mario se ha ido por delante hace rato y la va ganando confirmando sus buenas sensaciones. Quizá sea la cara del grupo. Quién será la cruz ?
Esta canal tampoco tiene dificultades especiales, y yo diría que por la parte derecha en sentido de ascenso es aún más cómoda. En este punto nos cruzamos con el primer y segundo grupos del día (de 3 y 4 personas), y que a parte de un montañero solitario y una pareja de Isaba con la que coincidimos en la cima, son las únicas personas que vemos en toda la jornada.
Al llegar casi a la cima y abrirse ante mí el panorama de la otra vertiente, tuve unas sensaciones que pocas cimas me han brindado. Sencillamente apabullante. El Midi, como no, Balaitus, Palas, Arriel, Frondellas; abajo el ibón de Ip, enfrente la Pala de Ip, Punta Escarra, hasta la Collaradeta. Vemos la marmolera de los Infiernos perfectamente, el Garmo Negro, Argualas, Algas. Vemos el macizo de Vignemale más lejos claro y al fondo del todo Monte Perdido, se distingue la Escupidera, Cilindro; si el día llega a estar más claro hubiera sido de fábula.
Allí, en torno al vértice geodésico cimero, y con una temperatura realmente baja, de no más de un par de grados, nos hacemos fotos y recorremos el espacio cimero asomándonos al abismo que da a Ip, mirando hacia Villanúa que queda muy muy abajo y comemos abrigados con más prisa que otra cosa un poco de chocolate y frutos secos. La temperatura, aunque sin viento, sumada a la ropa tan sudada no recomiendan permanecer tampoco mucho rato allí, así que mucho antes de lo que hubiéramos deseado nos ponemos en marcha para abajo. Intento retener en mi memoria el panorama que tengo delante, espero no olvidarlo, aunque tanto si es así, como si no, volveré a subir para refrescar la memoria, porque bien merece la pena el esfuerzo.
Comenzamos el descenso por dónde habíamos subido. Al poco de salir de la canal, en la pedrera, Vicente sufre una aparatosa caída sin consecuencias graves, pero que denota quizá que no va todo lo bien que es de esperar en él. Seguimos bajando sin nada que reseñar de importancia, y al llegar al Hachar o brecha que nos depositará en La Trapa otra vez Vicente dice sentirse mareado, y con fuerte dolor de cabeza. Será la cruz de este grupo hoy ? Lo esperamos un rato y al sentirse mejor conseguimos llegar hasta el coche.
La comida que llevábamos y pensábamos comer por ahí baja con nosotros hasta Villanúa, donde con unas jarritas y alguna cosa más que picamos en el bar que hay junto al negocio de alquiler de material de esquí, al pie de la carretera nos sabe a triunfo. Unos cafelitos y para casa más contentos que nadie.
Impresionante cumbre la de Collarada, sí señor.
Gracias por leerme y hasta otra.
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